Solucionó el Barcelona sin problemas ni alardes su acceso a la semifinal de la Champions por cuarto año consecutivo. Una hazaña al alcance de muy pocos. Sólo Real Madrid, Inter y Juventus han conseguido semejante continuidad en el éxito, uno de los grandes méritos de este Barcelona. Y no sufrió en el intento gracias a un gol de Messi que también entra en la historia. El argentino anotó su tanto número 48 de la temporada, igualando así a Telmo Zarra cuando apenas se inicia el mes de abril.
Poco a poco las líneas ucranianas se fueron separando y el Barcelona gozó de más espacios para mover el balón. Las posesiones se hicieron más largas, Busquets, Xavi y Messi cogieron el timón y el equipo azulgrana se acomodó. Las ocasiones cambiaron de área. Un tiro lejano de Xavi, un disparo de Messi al centro, una internada de Adriano, un intento de vaselina de Messi y otro zapatazo del argentino provocaron que el Dombass Arena y el Shakhtar dejaran de morder. Más aún cuando Messi marcó al filo del descanso. El argentino recibió una asistencia de Dani Alves dentro del área y batió de tiro raso a Pyatov. Es su gol número 48 en la temporada. Su ambición no tiene límites, hasta el punto de que no fue sustituido en la segunda mitad.
Guardiola sí dio descanso a Xavi, Piqué y Villa. El asturiano se quedó de nuevo sin marcar, demostrando una vez más que es la principal víctima de la ausencia de Pedro. Su baja le desplaza al extremo derecho para dar cabida a Bojan, Iniesta o Afellay. A pie cambiado, Villa está incómodo. No encuentra el desmarque adecuado. No es Villa. El regreso de Pedro, al que Pep está dosificando, es la mejor noticia para él. En Donetsk ocupó el extremo izquierdo Afellay, que completó noventa minutos por segunda vez desde que está en el Barcelona. El holandés, muy activo, estuvo acertado en la combinación, no se escondió y encaró al rival siempre que pudo. Transcurrió la segunda parte sin más incidencias que las buenas intenciones de Afellay y las ganas del Shakhtar de hacer un gol. Pero volvió a aparecer la mala puntería de sus delanteros o los reflejos de Valdés. Una pieza fundamental de un engranaje que volvió a su cita con las semifinales de la Champions.
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